Tengo una idea, ¿qué hago con ella?


¿Qué ha sido? ¿Un chispazo repentino? ¿Algo que has visto u oído? ¿Puede ser que se haya fraguado lentamente durante el tiempo que te has pasado en el baño... duchándote?



Sea como sea, tienes algo. Tienes una idea. Ahora hay dos opciones obvias: que triunfe y llegue a ser algo en la vida o que termine en el baúl de los recuerdos, en el cajón del olvido, que acabe como ese robot al que Homer Simpson nunca dio piernas.



Vale, una cosa es tener esa inspiración divina y otra muy distinta es saber hacer algo con ella. Primero (y con esto no creo estar descubriéndote nada nuevo) lo más básico del mundo creativo es tener SIEMPRE a mano algo sobre lo que poder apuntar esa revelación. Un cuaderno, una libreta, el móvil, el informe que tienes que presentarle a tu jefe (cuidao' con esto, a ver si el listo se va a quedar con tu idea), un trozo de papel higiénico o en la mano si hace falta. Donde sea. Si tienes una memoria prodigiosa capaz de recordar hasta el nombre y el apellidos de todos los invitados de la boda de tu prima lejana la del pueblo, apúntalo de todas formas. Es increíble lo rápido que se nos despista el cerebro y salta de una cosa a otra. Lo más probable es que para cuando quieras retomar esa idea tan genial que habías cocinado ya solo queden restos achicharrados de los que no vas a poder sacar nada.

Lo que yo hago cuando estoy en uno de estos momentos es apuntar todo lo que se me ocurre, aunque parezca lo más absurdo del mundo. No tengas miedo de poner cualquier cosa, que al fin y al cabo eso no lo va a ver nadie más que tú (excepto si lo has escrito en el informe para el jefe, ahí no). ¿Qué podrías apuntar? Pues literalmente, de todo. Frases relacionadas, fragmentos de diálogos, escenas enteras, descripciones, oraciones que resuman una trama o parte de ella, listas con diferentes elementos, adjetivos que definan la esencia de la obra, el tono que vas a emplear... Yo que sé, de verdad que no tengas miedo a desahogarte. No te dejes nada en el tintero, que si al final resulta que no todo lo que has pensado encaja bien para esa primera idea, piensa que siempre puedes utilizar esos retazos para cualquier otra cosa.

Ahora es el momento de leer, releer y volver a releer todo eso que has apuntado y añadirle cosas. De momento solo añadir, ya habrá tiempo después de ir descartando.

Eh... ¿qué es eso? ¿Lo notas? Es tu mente, emocionada, encajando piezas y sintiéndose guay porque está empezando a formar algo que puede acabar siendo realmente genial. Ya iremos viendo qué hacer con esos hilos que empiezan a tejerse.

Y dime, ¿qué hay de ti? ¿Tienes algún método especial? Cuéntame, me interesa saber lo que haces para atrapar una idea y machacarla hasta que comienza a coger forma. 

Comentarios